Desde los más simples y pequeños hasta los más grandes y complicados, todos amamos los rompecabezas. Son un desafío no sólo para el intelecto, sino también para la paciencia. Los crucigramas y los enigmas mentales también ponen nuestro cerebro a barajar varias posibilidades. Si esto se convierte en un juego diario, pronto tus pensamientos no tendrán fronteras.
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